NO


Se le nota en la voz, por dentro es de colores.

Pero, cuando los niños juegan a mezclarlos todos, suele salir un marrón grisáceo. Hay que mantenerlos ordenados.

Y cuando todo es gris y se buscan los colores, alguien tiene que salir damnificado: probablemente, el estuche.

Hubo alguien, sí, que os llenaba de detalles. Que, INTENTABA, también, hacerlo de palabras amables… Y que nunca logró conquistaros.

Ya ha puesto en marcha el «NO’, uno de ellos bien gordo. Y cuando dijo ese «hasta aquí», se sintió desgraciadamente orgullosa de apartar y de apartarse.

Pero hay muchos noes. Noes que chocan con ese «VIVE, DISFRUTA», con su Carpe diem.

Y dígame usted, si se atreve, dónde está esa fina línea entre tirarse a la piscina y mañana Dios dirá, o quedarse en casa pensando en lo que nunca jamás sucedió. En que puede ser atropellado, que alguien enferme, que su vida dé un vuelco repentino en cuestión de horas y… y tú no te diste tu último baño en la piscina.

«NO», qué necesario y qué injusto. Engañoso y traicionero; salvador o asesino del tiempo.

«NO», esto no me lo merezco… pero lo quiero. Puede que no lo necesite, pero lo quiero.

«NO», porque ya me cansé de esforzarme por quien no quiere asumir sus propias batallas mientras yo continúo en la guerra.

«NO», qué fácil para los inconscientes. Para los egoístas, para los que se creen inmortales.

«NO», qué difícil decidirse por él cuando el corazón te pide intentarlo una vez más.

«NO, NO Y NO», y, mientras tanto, el calendario se va quedando sin hojas. El sol sale y se esconde sin preguntar cuándo será tu última noche.

TEMPUS FUGIT, ¿NO?

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